LAS RELACIONES SEXUALES A TEMPRANA EDAD
PREVENCIÓN
Y RIESGOS
La
educación es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo integral de
los adolescentes, la misma no debe brindar solo conocimientos teóricos, también
debe ayudar a desarrollar destrezas y habilidades para nuestro quehacer
cotidiano.
Hoy
en día entre los jóvenes el tema de las Relaciones Sexuales se ha vuelto
verdaderamente muy popular pero no por el hecho de que les interese conocer
acerca de él, sino porque cada vez se está haciendo más común que los jóvenes
inicien una vida sexual activa a muy temprana edad.
La
Sexualidad se considera un tema tabú y para algunas personas se sigue
considerando así, de gran polémica. La sexualidad humana representa el conjunto
de comportamientos, la satisfacción de la necesidad del deseo sexual. El
concepto de sexualidad comprende tanto el impulso sexual, dirigido al goce
inmediato y a la reproducción (sentirse Hombre, Mujer o ambos a la vez) pero la
falta de protección en el momento del acto sexual incrementa el índice de
Enfermedades de Transmisión sexual (ETS), los embarazos no deseados en las
Adolecentes por Vergüenza a comprar Anticonceptivos y con eso toman una mala
decisión de un Aborto.
RIESGOS DE LA SEXUALIDAD A TEMPRANA EDAD
Cada
vez es más prematuro el de los muchachos en la vida sexual. Los 12 y 15 años es
la edad promedio en la que los y las adolescentes, comienzan la actividad sin
tomar en cuenta el resultado que ello podría traer.
En
un tiempo en el que ni sus cuerpos ni sus mentes alcanzan la madurez
suficiente, para asumir las consecuencias de sus actos, muchos adolescentes
adelantan a vivir una parte importante de la vida como si se tratara de un
juego.
La
educación sexual en las escuelas y en los hogares se imparte tímidamente,
hablar de anticonceptivos y preservativos es para muchos padres y maestros un
tema tabú y que desata diversas opiniones encontradas.
Según
estadísticas del Fondo de Población de Naciones Unidas, la Republica Dominicana
se encuentra entre los cinco países con el índice más alto de embarazos en
adolescencia, con una tasa de fecundidad de 92 por mil mujeres.
La
cifra es alarmante y es el resultado de la falta de educación y de comunicación
de los padres e hijos en esa difícil etapa de la vida, cuando no son niños ni
adultos y creen saberlo todo.
Es
exorbitante la cantidad de madres adolescentes, ha de ser por esto que los embarazos
son una de las mayores preocupaciones de los chicas y chicas que inician la
actividad sexual precoz, tanto que restan importancia al riesgo de contraer
alguna enfermedad de transmisión sexual y rechazan el condón.
“Es
un tanto contradictorio que con tantos casos de niñas en gestación, que es la
consecuencia más clara que tienen, usen métodos preventivos que no son
absolutamente confiables. En cuanto a las enfermedades, el cuidado es mínimo”,
sostiene la ginecóloga Lucia Benítez.
Benítez
explica también que esos jóvenes que tienen relaciones sexuales a temprana edad
tienen mayor riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual, debido a
que no se protegen de forma adecuada y tienden a ser más promiscuos.
El
VIH es una de las más conocidas y de las más peligrosas, pero existe una enorme
cantidad de enfermedades que se contraen por ese contacto, que muchos
desconocen y que son bastante delicadas.
Sufrir
algún tipo de difusión con el trascurrir del tiempo, es otro de los riesgos a
los que se exponen. Los expertos afirman que esos muchachos al tener relaciones
sexuales con rapidez, a escondidas, en el escaso tiempo del que disponen para
estar solos, y al separar la afectividad de la sexualidad, se predisponen a
tener disfunciones sexuales en la etapa adulta.
La
sexualidad, no es un juego de niños, es necesario que los padres orienten a los
hijos y sobre el asunto y dejar a tras los tabúes, evitar hablar del tema es
una solución que solo conlleva a aumentar la problemática.
PREVENCIONES.
La
prevención no consiste únicamente en asumir protecciones para que otra persona
no adquiera el VIH; involucra también el protegerse a sí mismo de otras
infecciones nocivas. Existen numerosas infecciones comunes y graves contra las
cuales se pueden tomar algunas medidas. Los riesgos de practicar el sexo no
seguro son numerosos debido a que muchas STDs pueden causar perjuicios graves
en las personas con VIH. Una de estas complicaciones es el Citomegalovirus
(CMV). Si bien la mayoría de los adultos presentan una infección de CMV, esa
condición no llega a ser una enfermedad entre las personas sanas,
seronegativas. Por consiguiente, la mayoría de las personas son portadoras del
virus pero no presentan de manera activa la enfermedad del CMV. Sin embargo,
una vez que el CMV se convierte en una infección activa, pasa a ser la causa principal
de ceguera entre las personas con SIDA, así como una de las causas más
frecuentes de mortalidad. Entre las medidas para prevenir la infección del CMV
se incluye la práctica de relaciones sexuales más seguras. La prevención del
CMV es probablemente mucho más relevante para los hombres que para las mujeres,
de manera particular para los hombres homosexuales adultos. La tasa de
infección del CMV entre las mujeres generalmente es más baja (40% entre las
mujeres con VIH) que la que prevalece entre los hombres homosexuales adultos
(entre el 80 y el 90% de ellos ya están infectados con CMV, independientemente
de sus niveles de VIH.) El punto fundamental es que si la persona no está
infectada con CMV, la práctica de relaciones sexuales más seguras sigue siendo
un instrumento potente para ayudar a prevenir la enfermedad del CMV. Al igual
que el CMV, el virus del papiloma humano (HPV por sus siglas en inglés) es otra
enfermedad de transmisión sexual. El HPV es el virus que causa verrugas
genitales en algunas personas.
CAUSAS DE UNA VIDA SEXUAL SANA O INSANA
Las
dificultades sexuales pueden comenzar temprano en la vida sexual de una persona
o pueden desarrollarse después que el individuo ha experimentado el sexo de
manera agradable y satisfactoria. El problema puede desarrollarse de forma
gradual con el tiempo o puede ser repentino y presentarse como una incapacidad
total o parcial de participar en una o más etapas del acto sexual. La causa de
las dificultades sexuales puede ser física, psicológica o ambas. Los factores
emocionales que afectan el sexo incluyen tanto los problemas interpersonales
(como conflictos en la relación marital o falta de confianza y comunicación
abierta en la pareja) y los problemas psicológicos propios del individuo
(depresión, miedos o culpas sexuales, trauma sexual previo, entre otros).Entre
los factores físicos están las drogas (alcohol, nicotina, narcóticos,
estimulantes, antihipertensivos, antihistaminas y algunos medicamentos psicoterapéuticos);
lesiones de la espalda, problemas con un aumento de tamaño de la glándula
prostática, problemas del flujo de sangre, lesión neurológica (como en lesiones
de la médula espinal), o enfermedades (como neuropatía diabética, esclerosis
múltiple, tumores y, en pocos casos, sífilis terciaria); insuficiencia de
diversos sistemas de órganos (como el corazón y los pulmones); trastornos endocrinos
(problemas de la tiroides, la pituitaria o la glándula suprarrenal);
deficiencias hormonales (baja testosterona, estrógenos o andrógenos) y algunos
defectos congénitos. Los trastornos de disfunción sexual se clasifican, por lo
general, en cuatro categorías: trastornos del deseo sexual, trastornos de la
excitación sexual, trastorno del orgasmo y trastornos de dolor sexual. Los
trastornos del deseo sexual o disminución de la libido pueden tener una causa
hormonal por una disminución en el nivel normal de estrógenos (en mujeres) o
detestosterona (en hombres y mujeres). Otras causas pueden ser la edad, la
fatiga, un embarazo, medicamentos, es bien conocido que los antidepresivos ISRS
entre los que están fluoxetina (Prozac), sertralina (Zoloft), y paroxetina
(Paxil) reducen el deseo sexual en hombres y mujeres, o condiciones
siquiátricas como depresión y ansiedad.Los trastornos de la excitación sexual
se conocían anteriormente como frigidez en la mujer e impotencia en el hombre,
aunque estos términos han sido reemplazados actualmente por otros menos
punitivos. La impotencia se conoce actualmente como disfunción eréctil y la
frigidez ha sido reemplazada con varios términos que describen problemas
específicos con el deseo o la excitación.
PREVENCIÓN
La
posibilidad de explorar, descubrir y expresar libremente los deseos,
preferencias e intereses sexuales, a la vez que se respetan los deseos,
preferencias e intereses de los demás, es una de las tareas más importantes que
han de afrontar los adolescentes y jóvenes en su desarrollo psicosexual. El
intercambio sexual deseado y libremente negociado, sin duda, es una importante
fuente de bienestar físico y emocional. No podemos, sin embargo, decir lo
mismo, cuando el contacto sexual tiene lugar en un contexto coercitivo, en el
que de algún modo no se tienen en cuenta los deseos del otro y se fuerza su
libre voluntad. Y es muy importante destacar esto, justamente, el hecho de que
cualquier intercambio sexual en el que se haya forzado la voluntad sexual de
alguno de los participantes, independientemente de qué estrategia coercitiva se
haya empleado, de si la conducta sexual buscada tiene finalmente lugar o no y
de las características de la misma, ha de ser considerado como coercitivo.
A la
vista de todo ello, desde muy diferentes instancias, se ha venido considerando
la necesidad de desarrollar estrategias eficaces para la prevención de la
coerción sexual en los adolescentes y jóvenes. Entre las diferentes
posibilidades existentes, los programas educativos en el contexto escolar, han
sido y son, sin duda, los que se han implementado con mayor frecuencia. Uno de
los grandes problemas con el que nos encontramos, es que son escasos los
programas que realmente han sido sometidos a alguna forma de evaluación
mínimamente rigurosa que nos permita conocer la posible eficacia de éstos y los
factores o variables que puedan moderarla.
La comunicación
abierta, informativa y precisa sobre temas sexuales y la imagen corporal entre
la pareja y sus hijos puede evitar que los niños desarrollen ansiedad o
sentimientos de culpa por el sexo y les ayuda a desarrollar relaciones sexuales
saludables. Se deben evaluar todos los medicamentos, tanto los de venta libre
como los de prescripción, para conocer los posibles efectos secundarios que se
relacionan con la disfunción sexual. El hecho de evitar el abuso del alcohol y
las drogas también ayuda a prevenir la disfunción sexual. Las parejas que son
honestas y abiertas acerca de sus preferencias y sensaciones sexuales tienen
más posibilidades de evitar algún tipo de disfunción sexual. Si un compañero no
sabe lo que la otra persona quiere, no la puede complacer. A las personas que
son víctimas de un trauma sexual como abuso o violación a cualquier edad, se
les recomienda buscar asesoría sicológica. La asesoría individual con un
experto en trauma puede ser beneficiosa al permitir a la persona superar las
dificultades sexuales y disfrutar a plenitud de experiencias sexuales
voluntarias con una pareja de su elección.
SÍNTOMAS
Hombres
o mujeres falta de interés o deseo en el sexo (pérdida de lívido) Incapacidad
para sentir una excitación Relación sexual con dolor (menos común en hombres
que en mujeres). Hombres Incapacidad para lograr la erección. Incapacidad para
mantener una erección adecuada para desarrollar la relación sexual. Retraso o
ausencia de eyaculación a pesar de una estimulación adecuada. Incapacidad para
controlar el momento de la eyaculación. Mujeres Incapacidad para relajar los
músculos de la vagina lo suficiente como para permitir la relación sexual.
Lubricación vaginal inadecuada antes y durante la relación sexual. Incapacidad
para lograr un orgasmo. Dolor urente en la vulva o en la vagina al contacto con
esas zonas.
SIGNOS Y EXÁMENES
Los
hallazgos físicos específicos y los procedimientos de los exámenes dependen de
la forma de disfunción sexual que se esté investigando. En cualquier caso, se
debe obtener una historia médica completa y realizar un examen físico para
identificar cualquier posible enfermedad o condiciones predisponentes; se
resaltan los miedos, ansiedades o culpas específicas del comportamiento o
desempeño sexual posibles y se saca a relucir cualquier antecedente de trauma
sexual. El examen físico de la pareja debe incluir todos los sistemas y no debe
limitarse al sistema reproductor.
TRATAMIENTO
Las
medidas de tratamiento dependen de la causa de la disfunción sexual. Las causas
orgánicas que son reversibles o tratables, por lo general, son manejadas con
medicamentos o con cirugía. La fisioterapia y las ayudas mecánicas pueden
ayudar a algunas personas que experimentan disfunción sexual como consecuencia
de una enfermedad, condición o discapacidad física.
Para
los hombres o jóvenes que tienen dificultad para lograr una erección, el
medicamento sildenafil (Viagra), que incrementa el flujo de sangre al pene,
puede ser de gran utilidad, sin embargo, debe tomarse entre 1 y 4 horas antes
de la relación sexual. Los hombres que toman nitratos para enfermedad coronaria
del corazón no deben tomar sildenafil. Las ayudas mecánicas y los implantes de
pene también son una opción para los hombres que no pueden lograr una erección
y que no encuentran de utilidad el sildenafil. Las mujeres con resequedad
vaginal pueden utilizar geles lubricantes y cremas hormonales y la terapia de
sustitución hormonal puede ser de utilidad para las mujeres pre menopáusicas o
menopáusicas. En algunos casos, a las mujeres con deficiencia de andrógenos se
les puede ayudar con testosterona. La vulvodinia se puede tratar con crema de
testosterona, con el uso de biorretroalimentación y con dosis bajas de algunos
antidepresivos que también tratan el dolor nervioso. La cirugía en estos casos
no ha sido exitosa.
Los
tratamientos de comportamiento consisten en muchas técnicas diferentes para
tratar problemas asociados con el orgasmo y los trastornos de excitación
sexual. La auto estimulación y las estrategias de tratamiento de Masters y
Johnson son sólo dos de las muchas terapias de comportamiento que se utilizan.
La educación simple, abierta, precisa y de apoyo sobre el sexo y los
comportamientos o respuestas sexuales puede ser todo lo que se necesita en
muchos casos. Algunas parejas pueden requerir de asesoría conjunta para abordar
los problemas interpersonales y los estilos de comunicación. En algunos casos,
se puede recurrir a la sicoterapia para tratar ansiedades, miedos, inhibiciones
o una mala imagen corporal.
PRONÓSTICOS Y RESULTADOS
El
pronóstico (resultado probable) dependen de la disfunción sexual que se
presente. En términos generales, el pronóstico es bueno en los casos de
disfunciones físicas (causa orgánica) causadas por condiciones tratables o
reversibles. Sin embargo, se debe anotar que muchas causas orgánicas no
responden a los tratamientos médicos o quirúrgicos. En los problemas sexuales
funcionales, producto de problemas en la relación o de factores sicológicos, el
pronóstico puede ser bueno para una disfunción temporal o leve asociada con
factores estresantes situacionales o falta de información precisa. No obstante,
los casos asociados con relaciones que experimentan un mal funcionamiento
crónico o problemas siquiátricos profundos, no suelen tener resultados
positivos.
COMPLICACIONES
Ciertos
tipos de disfunción sexual pueden causar infertilidad. La disfunción sexual
persistente puede producir depresión en algunos individuos. Es necesario
determinar la importancia que tiene el trastorno para el individuo (o pareja,
según el caso). La disfunción sexual que no se atacada correctamente puede
llevar a conflictos o rupturas potenciales de la pareja.
Experiencias
adversas que conllevan actitudes negativas hacia su autoestima, seguridad,
confianza, e incluso, hacia su futura vida sexual. Algunas de estas
experiencias se realizan sin preparación alguna, bajo los efectos del alcohol,
drogas, etc. acentuando los efectos negativos. Consejos para prevenir los
riesgos. Los padres y educadores deben potenciar la formación y toma de
conciencia de los adolescentes en relación con los riesgos que llevan consigo
sus relaciones sexuales. Hay que insistirles en que el sexo no es un juego y
que comportarse como adultos exige sentido de la responsabilidad.
La
sexualidad y los adolescentes: riesgos; Algunos padres no salen de su asombro
cuando se enteran de que las leyes recogen en España y en otros muchos países
que la edad de consentimiento (edad a partir de la cual no hay acción penal por
tener relaciones sexuales)se establece a partir de los ¡13 años!.¿Están
preparados nuestros hijos? Algunos chicos de 18, 19 y 20 años van alas
institutos en sus coches o motos dispuestos a recoger a "su novia" de
13, 14 y 15 cuya madurez sexual brilla totalmente por su ausencia. Claro, que
probablemente los padres tenemos la tendencia a ver a nuestros hijos de17 años,
a un paso de la mayoría de legal de edad, como unos auténticos niños y eso
tampoco es muy inteligente por nuestra parte. Lo cierto es que, pese a los
esfuerzos de los centros educativos de enseñar la biología y naturaleza de las
relaciones humanas, los adolescentes tienen un alto desconocimiento de los
riesgos a los que se enfrentan cuando se inician en sus primeras relaciones
sexuales. Los padres adoptan una posición pasiva, tardía o torpe y los hijos se
suelen cerrar hacia cualquier observación, indicación o consejo de los
padres... Lo cierto es que nuestros hijos generalmente no suelen estar
preparados cuando afrontan su primera relación sexual.
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